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Las etiquetas ecológicas de la DGT siguen levantando polémica. Pese a que se implementaron hace varios años, el sistema no ha dejado de cosechar críticas. Hay quienes piensan que no refleja con exactitud la realidad y otros lo ven como una molestia. En cualquier caso, a continuación lo conocerás con detalle.

¿Qué son las etiquetas ecológicas de la DGT? 

Son distintivos ambientales que clasifican a los vehículos según su nivel de emisiones contaminantes. Su objetivo es identificar de forma rápido cuáles contaminan más o menos y así regular su acceso a determinadas zonas, sobre todo en las grandes ciudades donde la calidad del aire es un problema grave.

Para realizar la criba, las etiquetas se engloban en cuatro tipos:

  • 0 Emisiones. Es de color azul y se reserva para los vehículos 100 % eléctricos y los híbridos enchufables que tengan más de 40 km de autonomía eléctrica. Estos son los coches que pueden circular sin restricciones en cualquier escenario de contaminación.
  • ECO. Son etiquetas de color azul y verde que llevan híbridos no enchufables, los enchufables con menos de 40 km de autonomía y los vehículos que funcionan con gas natural o gas licuado de petróleo. Se diferencian de las anteriores en que quienes las poseen pueden circular incluso en episodios de alta contaminación.
  • Etiqueta C. El verde es el color de estas etiquetas, destinadas a turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados desde enero de 2006 y diésel a partir de septiembre de 2015. Engloba a vehículos que cumplen con las normativas Euro 4, 5 y 6 en gasolina y Euro 6 en diésel. Además, su acceso a zonas limpias es reducido.
  • Etiqueta B. La etiqueta amarilla se asigna a vehículos de combustión interna que no cumplen las últimas especificaciones de emisiones Euro, aunque sí se adaptan a las más antiguas. Reciben este distintivo turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas desde el 1 de enero de 2001 y diésel a partir de 2006.

¿Cómo funciona la concesión del distintivo ambiental? 

A la hora de conceder el distintivo, la DGT ha habilitado un proceso automático que clasifica a cada vehículo en función de su nivel de emisiones contaminantes. Gracias a esto, no tienes que realizar ningún trámite para saber qué etiqueta le corresponde a tu coche. Al fin y al cabo, el organismo ya dispone de la información técnica que necesita en sus bases de datos.

La clasificación se basa en dos aspectos fundamentales: el tipo de combustible (gasolina, diésel, gas natural, GLP, eléctrico o híbrido) y la fecha de matriculación, ya que esta determina la normativa Euro que cumple tu vehículo. Por ejemplo, un coche de gasolina matriculado después del 2006 lo más seguro es que tenga etiqueta C.

Para consultar la etiqueta que le corresponde a tu coche, puedes entrar en la web de la DGT e introducir la matrícula en su buscador de distintivo ambiental. Ahí te indicará de forma directa a qué clasificación está sujeto. No se realiza un examen individual de tu vehículo ni una prueba de emisiones real para otorgar la etiqueta: todo se basa en los datos de homologación que aparecen en la ficha técnica y en el registro.

Una vez asignada la etiqueta, puedes comprar el distintivo en oficinas de Correos, talleres autorizados o gestorías. Para esto debes presentar tu permiso de circulación y pagar la tasa correspondiente, que suele rondar los 5 euros. Además, es importante que lo coloques en el ángulo inferior derecho del parabrisas delantero para que sea visible y evitar sanciones en las Zonas de Bajas Emisiones.

etiquetas dgt criticasCríticas y propuestas de cambio a este sistema de etiquetas 

El distintivo ambiental ha sufrido numerosas críticas desde su aplicación. Un buen ejemplo lo encuentras en las afirmaciones de que el sistema está desfasado o que no se adapta a la realidad. Ante estos y otros comentarios, se han propuesto diferentes mejoras, que descubrirás en breves.

Principales críticas

Una de las principales críticas al sistema de etiquetas es que no tiene en cuenta el estado real del coche. Por muy cuidado que tengas tu antiguo modelo diésel, su distintivo se asigna en función de su fecha de matriculación y la normativa Euro. Esto permite que un vehículo reciente que contamina por estar mal mantenido entre dentro de categorías que lo califican como respetuoso con el medio ambiente.

Otra crítica importante es que no considera las emisiones de dióxido de carbono a la hora de clasificar, pues solo se tienen en cuenta contaminantes como óxidos de nitrógeno y partículas. Por ejemplo, los híbridos enchufables reciben la etiqueta ECO o incluso 0 Emisiones si su autonomía eléctrica supera los 40 km, aunque en la práctica muchos usuarios apenas carguen la batería y circulen casi siempre con el motor de combustión. Así, acaban contaminando más de lo que indica su distintivo.

También se critica que este sistema penaliza a las rentas bajas, ya que muchas personas no pueden cambiar su coche antiguo por uno moderno con mejor etiqueta. Esto genera desigualdad en el acceso a las zonas restringidas de las ciudades, algo que se tiende a ver como injusto o poco proporcionado.

Se destaca, asimismo, que los criterios usados para asignar las etiquetas no son del todo transparentes. Aunque puedes comprobar lo que dicen las normativas, su lenguaje puede ser ambiguo o demasiado técnico, lo que dificulta su comprensión. Al final, se causa un problema grave: incertidumbre entre los conductores, que llevará a un mayor rechazo del sistema.

Propuestas para mejorar el sistema

En cuanto a las propuestas de cambio, se plantea implantar un sistema que mida las emisiones reales de cada coche mediante inspecciones técnicas más exhaustivas o sensores en carretera. De esta manera, los distintivos reflejarían la contaminación real y no solo la homologada en su día.

Junto con lo anterior, se propone revisar la etiqueta ECO para restringirla a los híbridos que, en realidad, reduzcan emisiones de forma significativa y no a modelos con un sistema híbrido mínimo que apenas aporta eficiencia. Además, se sugiere incluir la medición de dióxido de carbono en el sistema de clasificación, como ya hacen otros países europeos, para fomentar de verdad la reducción de gases de efecto invernadero.

Lo mismo ocurre con la etiqueta 0 emisiones. No tiene sentido que se entregue el distintivo más exigente y que significa que no se contamina a un coche que sí lo hace. Para evitarlo, se propone que se limite tan solo a vehículos completamente eléctricos o de pila de combustible. Así, se evita que entren en la categoría híbridos enchufables poco eficientes.

Incluso se plantea integrar en la etiqueta toda la huella de carbono en el ciclo de vida del vehículo. En vez de comprobar sus estadísticas en una base de datos, se analizan las emisiones desde la fabricación hasta su deposición. El objetivo es ofrecer una visión global del impacto real del automóvil en el medio ambiente.

¿Qué opina la patronal del motor?

Anfac, la patronal que representa al sector del automóvil, apoya con firmeza el actual sistema de distintivos de la DGT, aunque la organización tiene algunas reservas. Estas giran en torno a posibles actualizaciones que hagan que las diferentes categorías sean más justas y realistas.

En primer lugar, Anfac defiende que el sistema vigente es eficaz y fácil de entender para los consumidores, lo que facilita decisiones de compra informadas y acelera la transición hacia vehículos más limpios. Según la opinión de la directiva, esto ha contribuido al reciente incremento en las ventas de coches eléctricos, que llegó a marcar cifras récord en junio de 2025.

Pero la patronal también participa en polémicas, como la relacionada con el etiquetado verde. Anfac rechaza las críticas de que la categoría suponga un engaño para el usuario. La organización mantiene que el funcionamiento de las pegatinas es claro y fácil de comprender, lo que deja poco margen a la confusión.

Pero no pienses que su apoyo es total, ya que la patronal solicita que, en caso de realizarse una reforma, esta debe llevarse a cabo de manera gradual y consensuada. El objetivo es garantizar que no se produzcan cambios bruscos que afecten de forma negativa al mercado. Al fin y al cabo, la organización estima que una modificación de calado podría desestabilizar el buen momento que atraviesa el sector en España.

Sin embargo, otras entidades del sector, como el Grupo PSA, reivindican que el sistema debería evolucionar. Plantean que las emisiones reales del vehículo tendrían que formar parte de las evaluaciones para entregar esta o aquella etiqueta. De este modo, se evitaría penalizar de manera innecesaria a ciertos tipos de motor mientras se beneficia a otros por unas normas demasiado generalistas.

En definitiva, aunque el sistema de etiquetas ecológicas de la DGT no es perfecto, mantiene una buena funcionalidad. Es un apoyo de la movilidad sostenible, contribuye a aumentar las ventas de eléctricos y simplifica la comprensión de la importancia de cambiar a un vehículo menos contaminante. Si estás pensando en dar el salto, en Clicars tenemos modelos poco contaminantes a buen precio. ¡Descúbrelos en nuestro catálogo!

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