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El Citroën C4 lleva años siendo ese compañero práctico de diario: cómodo, con personalidad y lo bastante versátil como para enfrentarse al tráfico urbano o a una escapada de fin de semana. Pero la historia ha cambiado. Hoy, el C4 no solo presume de un diseño rompedor y confort francés, sino que también se enchufa al futuro con su versión 100 % eléctrica: el ë-C4. ¿Qué tal se lleva lo de dejar la gasolina atrás? ¿Realmente compensa dar el salto a lo eléctrico? Aquí te lo contamos todo.
Citroën C4 eléctrico: autonomía y características
El Citroën ë-C4 es la versión puramente eléctrica del conocido compacto francés. Comparte diseño y plataforma con sus hermanos térmicos, pero esconde bajo su chapa una mecánica eléctrica pensada para quienes buscan un coche cómodo, silencioso y adaptado a las nuevas exigencias urbanas y medioambientales.
El ë-C4 equipa una batería de iones de litio de 50 kWh de capacidad neta, refrigerada por líquido para mantener un rendimiento estable en distintas condiciones climáticas. Según el ciclo WLTP, alcanza hasta 357 kilómetros de autonomía, aunque en condiciones reales (uso mixto, climatización, estilo de conducción) suele ofrecer entre 260 y 310 km por carga. Este rango lo hace ideal para desplazamientos urbanos y periurbanos, así como escapadas cortas de fin de semana, aunque puede afrontar viajes más largos si se planifican bien las paradas.
El motor eléctrico entrega 136 CV (100 kW) y un par de 260 Nm a las ruedas delanteras, los cuales están disponibles de forma instantánea. Esto se traduce en una aceleración suave y lineal, especialmente útil en entornos urbanos y semáforos. El ë-C4 acelera de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos y alcanza una velocidad máxima limitada a 150 km/h (electrónicamente limitada), más que suficiente para circular con solvencia y alegre por autovías y autopistas.
En cuanto a la carga, el ë-C4 permite tres modos: mediante corriente continua (DC), permite rellenar del 0 al 80 % en solo 30 minutos en un punto de carga rápida de hasta 100 kW (como los de Ionity o Electromaps); en una toma Wallbox de corriente alterna (AC) de 7,4 kW necesita unas siete horas y media para hacer una carga completa; y en un enchufe normal de 2,3 kW necesita hasta 24 horas para hacer el mismo ciclo. El coche incluye un cargador de 7,4 kW, ampliable opcionalmente a 11 kW trifásico para entornos con instalación adecuada.
Y para optimizar el rendimiento de la batería, el Citroën C4 eléctrico ofrece también tres modos de conducción: Eco (reduce la potencia y el consumo del climatizador para maximizar la autonomía), Normal (equilibrio entre prestaciones y eficiencia) y Sport (libera los 136 CV para ofrecer la máxima respuesta). Incluye la frenada regenerativa, que permite recuperar energía al levantar el pie del acelerador. Se activa con la posición “B” de la palanca y facilita una conducción más suave y eficiente.
Citroën C4 gasolina: rendimiento y uso tradicional
Para quienes aún confían en la combustión interna como aliada diaria, el Citroën C4 en su versión de gasolina sigue siendo una apuesta muy equilibrada. Conserva el mismo diseño atrevido y la comodidad característica del modelo, pero bajo el capó ofrece motores de tres cilindros turboalimentados que combinan buen rendimiento, consumos ajustados y facilidad de uso.
La gama parte del 1.2 PureTech de 100 CV, perfecto para los entornos urbanos o trayectos tranquilos, y sube hasta los 130 CV, disponible tanto con cambio manual como con la caja automática EAT8, suave y eficiente. Con este propulsor, el SUV galo llega hasta los 100 km/h en 9,4 segundos y alcanza una velocidad máxima de 200 km/h con un consumo homologado de 5,9 l/100 km. Además, al ser más de 200 kg más ligero que el eléctrico, es más ágil.
Uno de los grandes puntos fuertes del C4 gasolina es su versatilidad. Gracias a su amplia autonomía —más de 700 km con un depósito lleno— y su capacidad para repostar en apenas unos minutos, es ideal para quienes realizan viajes largos o no disponen de infraestructura de carga eléctrica. Además, su mantenimiento sigue siendo bastante sencillo y asequible, con revisiones conocidas y talleres disponibles en casi cualquier rincón del país.
En cuanto a la experiencia de conducción, el C4 térmico mantiene el enfoque confortable y suave de la gama. El motor es silencioso en marcha normal, con un buen equilibrio entre prestaciones y consumo. La suspensión con amortiguadores progresivos hidráulicos (que se llaman Progressive Hydraulic Cushions) sigue siendo uno de los argumentos estrella de este modelo, absorbiendo baches y resaltos con una suavidad difícil de igualar en su segmento.
Aunque no disfruta de los beneficios fiscales y medioambientales de su hermano eléctrico, el C4 gasolina sigue siendo una opción sólida y muy sensata para quienes buscan un coche cómodo, moderno y sin las complicaciones y agobios que a veces supone recargar un coche. Especialmente indicado para conductores tradicionales, usuarios de carretera o quienes aún no están listos para dar el salto al coche eléctrico, por la razón que sea.
¿Qué es más económico, eléctrico o gasolina?
A primera vista, el Citroën C4 de gasolina parece la opción más asequible: su precio de salida es menor y no requiere de instalaciones especiales para repostar. Sin embargo, cuando entramos a analizar el coste total de propiedad, el eléctrico empieza a inclinar la balanza a su favor.
Empezando por los costes de uso diario, la diferencia es clara. Repostar gasolina cuesta hoy entre 1,40 y 1,70 euros/litro, lo que supone un gasto medio de entre 8 y 10 euros por cada 100 km recorridos. En cambio, cargar el ë-C4 en casa durante la noche (tarifa valle) puede costar entre 1,5 y 2,5 euros por cada 100 km, lo que representa un ahorro de hasta un 70 % en energía. Incluso en puntos públicos de carga rápida, el coste suele mantenerse por debajo del equivalente a llenar un depósito de gasolina.
En cuanto al mantenimiento, el Citroën ë-C4 vuelve a salir beneficiado. Al no tener aceite, un embrague, bujías, filtro de aire, ni correa de distribución, las visitas al taller se reducen en frecuencia y coste. La frenada regenerativa también prolonga la vida útil de los frenos. Por el contrario, el C4 térmico requiere revisiones más frecuentes y con más elementos a revisar, lo que implica un mayor gasto anual en mantenimiento preventivo y correctivo.
Las ayudas a la compra también juegan un papel clave. El ë-C4 se beneficia del Plan MOVES III, que puede suponer hasta 7.000 euros de descuento si se entrega un vehículo antiguo para achatarrar. Además, los vehículos eléctricos disfrutan de exenciones o bonificaciones del impuesto de circulación, acceso sin restricciones a Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), descuentos en los peajes o en aparcamientos municipales y, en muchos casos, reducción del IVA como vehículo de empresa.
Es cierto que el precio inicial del ë-C4 es más alto que el del C4 gasolina (unos 5.000 a 7.000 euros de diferencia sin ayudas, y dependiendo del modelo escogido), pero si el conductor recorre una media de 15.000 a 20.000 km al año, el ahorro en energía y en mantenimiento puede compensar la diferencia en menos de cinco años. A más kilómetros recorridos y si se dispone de punto de carga en casa, más rentable resulta la opción eléctrica.
Así que, en términos de coste total de propiedad, el Citroën ë-C4 es más económico a largo plazo, siempre que se pueda aprovechar su autonomía, cargar en casa y acceder a las ayudas disponibles. Para aquellos que priorizan el ahorro en uso diario, la eficiencia energética y la libertad en zonas urbanas, el eléctrico gana la partida. Sin embargo, para conductores con un presupuesto más ajustado, sin posibilidad de instalar un punto de carga, o con uso ocasional, el C4 de gasolina sigue siendo una alternativa práctica, fiable y sin complicaciones.
Experiencia de conducción: diferencias clave
La experiencia de conducción es uno de los aspectos donde más se nota la diferencia entre el Citroën ë-C4 y su versión con motor de gasolina. Ambos comparten la misma plataforma, el mismo chasis y la reconocida suspensión Progressive Hydraulic Cushions, que ofrece un confort de marcha sobresaliente en el segmento. Sin embargo, el comportamiento de cada uno cambia significativamente al arrancar.
Con el Citroën ë-C4, todo empieza en silencio, literalmente. No hay vibraciones, ni arranques bruscos, ni ruido de motor. Basta con pisar el acelerador para notar un empuje instantáneo y suave, gracias al par máximo disponible desde cero. Esta aceleración lineal y progresiva le da un carácter ágil en ciudad, ideal para incorporaciones rápidas o maniobras en tráfico denso. Además, su modo “B” de conducción regenerativa permite desacelerar sin tocar el freno, logrando una sensación de conducción fluida y relajada.
Por otro lado, el C4 de gasolina ofrece una experiencia más tradicional, con el sonido característico del motor térmico y una respuesta que depende del régimen de revoluciones. Aunque los motores PureTech turboalimentados son modernos y eficientes, no alcanzan la inmediatez de reacción del eléctrico. Eso sí, quienes disfrutan de una conducción con más “comunicación mecánica” —el cambio de marchas, el sonido al acelerar, etc.— pueden encontrar en la versión térmica una conexión más familiar y emocional.
Ambos modelos son suaves y cómodos, pero el ë-C4 ofrece una conducción más serena y sofisticada, pensada para quienes valoran la tranquilidad y la eficiencia. El C4 gasolina, por su parte, puede resultar más adecuado para quienes buscan una sensación de control más directa y una conducción algo más dinámica, especialmente con las versiones de 130 CV.
¿Eléctrico o gasolina? Tú decides, el Citroën C4 se adapta
Tanto el Citroën ë-C4 como el C4 de gasolina representan dos caras de una misma moneda: un compacto cómodo, bien equipado y con una conducción pensada para el día a día. Pero cada uno está claramente orientado a un tipo de usuario.
El ë-C4 eléctrico es ideal para conductores urbanos o periurbanos, que valoran la eficiencia, el confort acústico y el ahorro a largo plazo. Si dispones de punto de carga en casa o puedes acceder a recarga pública con facilidad, su casi ínfimo coste por kilómetro, mantenimiento reducido y ventajas fiscales lo convierten en una opción muy atractiva.
Por otro lado, el C4 de gasolina sigue siendo una elección inteligente para quienes hacen viajes más largos, no tienen posibilidad de carga, o prefieren un uso más tradicional sin depender de infraestructuras eléctricas. Es más barato de entrada, versátil a largo plazo y con una autonomía que no necesita planificación.
En definitiva, no hay un único ganador: la mejor opción dependerá de tus hábitos de conducción, tus necesidades diarias y tu entorno. Lo que sí está claro es que, sea cual sea tu elección, el Citroën C4 sigue siendo uno de los compactos más equilibrados, cómodos y accesibles del mercado actual.