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Como se suele decir, la belleza es subjetiva. Y teniendo eso en cuenta, debemos saber que no debemos juzgar un libro por su portada ni un coche por su diseño. Sin embargo, la primera evaluación que se suele hacer de un coche se suele basar en su estética. Una primera impresión que lejos de pasar desapercibida, marca a ese modelo en concreto de manera determinante. A pesar de que muchos diseñadores dedican incluso años para poder crear coches que capten nuestra atención rápidamente, en muchas ocasiones esa llamada de atención no es precisamente por su funcionalidad y mucho menos por su belleza.

La estética en el mundo de la automoción ha conseguido hacer de algunas creaciones ‘los coches más feos del mundo’. A pesar de que muchos trabajadores decidieron elaborar su creación sobre seguro y otros tantos arriesgándose, el diseño de un coche no siempre será un acierto seguro como demuestra la historia de la automoción. A lo largo de los años un gran número de coches sufrieron el hándicap de contar con el calificativo de feos, aunque eso no tuviese nada que ver con su número de ventas. Porque como decíamos al principio, los gustos son subjetivos… aunque cuando se trata de buscar los modelos más peculiares, siempre salen a relucir nombres recurrentes.

Pero insistimos, la belleza depende del ojo de quien mire y en muchos casos, esos modelos más feos de la historia esconden una razón que justifique su diseño. Aunque eso no quiere decir, que lo que vas a ver a continuación no sean los coches más feos de la historia desde un punto de vista subjetivo y sin ser nada personal. 

Ssangyong Rodius

Es un infalible en estas listas de coches poco agraciados. Fue diseñado como el vehículo perfecto para una familia numerosa y cumplió con su misión. El espacio a bordo pudo más que la carrocería de este monovolumen cuyas líneas, tal y como explicaron desde la marca, estaban inspiradas en los yates de lujo. El concepto no se trasladó demasiado bien a la realidad y la obsesión por conseguir espacio interior por parte de la marca coreana, hizo que se descuidase la imagen exterior. 

Es evidente que desde SsangYong no tuvieron uno de sus mejores días cuando decidieron presentar este modelo allá por 2005, pero lo importante es que su gran tamaño y su capacidad interior fueron capaces de convencer en el mercado. En 2008 llegó una segunda generación renovada, con unas líneas más suavizadas que sin embargo no favorecieron a un incremento de ventas. Pero el Rodius encontró a su público (sobre todo con aquellos que dejaban en un segundo plano lo superficial) gracias a la combinación de fiabilidad, asequibilidad y amplio espacio que sí trasladaron al cliente.

Fiat Multipla

Es otro de esos modelos que no pueden faltar en la lista de coches poco agraciados. Llegó desde Italia y eso hacía pensar que sería bonito y elegante, pero nada más lejos de la realidad. Este Fiat intentó imponerse en el segmento de los monovolúmenes y aunque consiguió su objetivo… no lo hizo de la manera en la que le hubiese gustado. Hay pocos modelos con el que los críticos se hayan enseñado tanto por su diseño y aunque tenía un habitáculo amplísimo en el que cabían seis adultos en dos filas de tres, las críticas fueron constantes desde que vio la luz en 1998.

Su diseño, en el que se puede observar un salto entre el capó y el parabrisas, dio mucho de qué hablar. Pero eso no se tradujo en el número de ventas. El Multipla no tuvo mucho éxito a nivel global, pero sí consiguió ganar a más público en su país natal. Italia fue más benévola con este modelo que además de gastar poco, contaba con un maletero de 430 litros, y además fue uno de los coches más cómodos y espacioso que diseñó Fiat. Aunque más que presumir en las carreteras, este coche lo ha hecho en los museos. Debido a su polémico diseño el modelo italiano acabó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, dejando una huella imborrable en la historia del diseño automotriz. 

Nissan Cube

Este modelo nació de la plataforma del Nissan Note, pero su desenlace fue bien diferente. El Cube también es uno de los coches que se lleva más ajustadamente el título de ‘coche feo’ ya que su aspecto cuadrado, se asemejaba bastante al de un contenedor. Cuando llegó al mercado las críticas hacia el fabricante japonés fueron constantes y aunque en cuanto a metros, se conseguía un interior de lo más espacioso, el público europeo lo rechazó por completo. Lo que se concibió en los talleres como un minimonovolumen adecuado para el uso urbano, acabó siendo un error de concepto que, sin embargo, en Japón encontró su público. 

BMW Isetta

Este es el claro ejemplo de que hasta las marcas más grandes, también pueden tener diseños poco agraciados. El Isetta se bautizó como ‘el huevo con ruedas, ‘coche-pompa’ o ‘pelota de fútbol’ por su diseño totalmente redondo. Este BMW diseñado poco después de la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por tener sólo tres ruedas, dos delante y una detrás, que junto a su aspecto redondo daba la sensación de ser un coche casi de juguete. Pero existía un por qué. En ese momento la situación entre la sociedad alemana exigía un coche compacto y económico para desplazarse y para la marca bávara, esta fue la mejor concepción posible para llevar hasta las calles, en las que ahora presume de ser todo un clásico de microcoches. 

Lamborghini LM002

Si les cuesta imaginar que en algún momento pudo existir un Lamborghini feo, la realidad es que sí, lo hubo. El superdeportivo de lujo espectacular que se les viene a la mente, desaparece por completo con un todoterreno que se fabricó entre 1986 y 1993 y fue, en cierto modo, un predecesor del Hummer. Este 4×4 de la marca italiana nació para ser militar y debido a sus características, totalmente toscas y acentuadas, este coche recibió el apodo de «Rambo Lambo». El LM002 rompió por completo con la línea de la marca y por eso, apenas se pusieron en venta 300 unidades. 

Tata Nano

Sobre este modelo no se puede asegurar con certeza que ha sido el coche más feo de la historia, pero sí fue el más barato del mundo en 2008. En ese año salió a la venta y cerró su producción 10 años después. Fue creado para ser accesible para el pueblo indio y llegó como una alternativa de movilidad para las clases bajas que sólo podían permitirse comprar un ciclomotor. El precio de este compacto no llegaba a los 3.000 euros y no tenía nada destacable en materia de diseño, aunque lo más relevante fue la baja puntuación que logró en los test de seguridad. Un detalle que acabó de sentenciarlo. 

Pontiac Aztek

Siempre será un coche difícil de olvidar para General Motors. Presentado en 2001, su producción se frenó tan solo cuatro años después y tiene el honor de ser el mayor fracaso en la historia moderna del grupo. Curiosamente, ahora es un coche muy buscado por algunos coleccionistas, pero en su momento ese aspecto extravagante y fuera de lo común le convirtió en el patito feo. Tal fue el fracaso de este modelo que el periodista Dan Neil, ganador del Pulitzer, llegó a asegurar que era uno de los peores coches de la historia porque era “un coche al que los perros ladrarían, feo y aterrador”. Siempre se resaltó su utilidad, pero la superficie no le dio el protagonismo que se merecía a su interior y fue la serie Breaking Bad la que le hizo ganarse el cariño del público. 

Reliant Robin

A lo largo de su vida constó de tres generaciones, pero su longevidad simplemente estuvo relacionada con lo que ocurría dentro de las fronteras de Reino Unido. Este modelo británico de tres ruedas, una delante y dos detrás, era la versión opuesta al Isetta (que tenía la disposición de las ruedas al contrario) y gozó de mucho éxito entre la población inglesa. Al tener tres ruedas era calificado como motocicleta y las tasas eran mucho menores. Sin embargo, destacaba por unos consumos fuera de serie y sufría de un reparto de pesos pésimo. Se fabricó entre 1973 y 1981 (más tarde se retomó desde 1989 hasta 2002) pero su desenlace fue inevitable.