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Hace unos cuantos años el terror de Ferrari y Porsche no eran esos coches que de un primer momento te pueden venir a la mente. Los años 90 fueron la época dorada de los deportivos japoneses y por aquel entonces, muchos (la mayoría) de deportivos más deseados del planeta tenían pasaporte nipón. El país asiático siempre ha sido un referente en el mundo de la automoción no sólo por sus diseños o mecánicas únicas, sino porque también bajo los emblemas de Honda, Subaru, Nissan y Toyota, lograron aplicar tecnologías adelantadas a su época que conquistaron todos los corazones.

Las marcas japonesas crearon unos clásicos que con el paso del tiempo se han ido convirtiendo en joyas atemporales cuya cotización no hace más que subir. A principios de los 90 comenzaron a abrirse hueco en el mercado europeo con automóviles atractivos, pero su mayor belleza siempre residió en un rendimiento que fue envidiado incluso en las fábricas de Maranello. El todopoderoso 348 de Ferrari fabricado entre 1989 y 1994, llegó a ser definido como “un coche de mierda” por di Montezemolo (presidente del Cavallino Rampante en esa época), en comparación con sus rivales orientales. Esos mismos que revolucionaron la industria automotriz a golpe de tecnologías impensables en el Viejo Continente: dirección a las cuatro ruedas, elementos aerodinámicos activos, motores rotativos y suspensiones adaptativas. Ahí estuvo la clave. 

Los modelos más emblemáticos de la historia

Desde que los coches deportivos japoneses irrumpieron en el continente europeo, su popularidad siguió una línea ascendente que, en cualquier caso, tuvo cuatro grandes protagonistas que se encargaron de popularizar ese atractivo del coche asiático en el Viejo Continente. Y no fue cosa de un tiempo, porque ahora esos modelos son auténticas joyas que gracias a la revolucionaria ingeniería de antaño, podrían rivalizar sin problemas con muchos coches modernos en la actualidad. Y eso les convierte en coches de pasado, presente y futuro.

  • Toyota Supra: probablemente esta marca sea el mayor exponente de las marcas de coches japoneses. Su fundación fue más tardía que la de otras compañías de coches  japoneses, pero triunfó como ninguna, entre otras cosas, gracias al Supra. Este deportivo japonés comenzó a comercializarse en 1979 pero la versión aparecida en 1993 es la más recordada de todas. Puede tener mucho que ver el haberse convertido en el primer coche que protagonizó Fast&Furious pero también, todas sus bondades.

Bajo el capó equipaba la mecánica 2JZ-GT de 2.997 cc, con seis cilindros en línea y dos turbo compresores Hitachi de funcionamiento secuencial: uno que giraba a bajas rpm y otro que funcionaba a partir de las 4.000. A partir de 1998 se actualizó con un sistema de distribución variable Toyota VVT-i, que le permitió desarrollar uno de los 330 CV más codiciados de la historia: pasaba de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y alcanzaba los 250 km/h.

A nivel interior el Supra también fue uno de los artífices del puesto de conducción envolvente, en el que el túnel de transmisión rodeaba al conductor. Unos matices que le hicieron estar presente en carreras de turismos, en rallies e incluso en las prestigiosas 24H de Le Mans. Actualmente cuenta con cinco generaciones y el paso del tiempo no ha hecho más que aumentar su cuota de admiradores. 

  • Nissan GT-R: esta marca asiática es una de las que más coches deportivos ha fabricado a lo largo de su historia. Pero el GT-R se lleva el mayor reconocimiento de todos. Aunque en los 90 fabricaron varias entregas de este modelo, la generación R34 fue la que sentó las bases del prototipo actual. Un poderoso motor biturbo de gasolina, tracción total y un comportamiento eficaz. Suena demasiado bien y hubo demasiada poca suerte en España durante la época, porque no se vendió en nuestro país. Pero tampoco le hizo falta para pasar a la historia.

Su mecánica turboalimentada de gasolina RB26DETT desarrollaba 280 CV que le permitían pasar de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos. Con este modelo era muy sencillo rodar al límite gracias al tacto de la dirección, un chasis increíblemente equilibrado y la eficacia de sus sistema de tracción total. Sorprendía a nivel mecánico pero también a nivel interno, con una tecnología adelantada a su época: un salpicadero dotado de una pantalla LCD de 5,8” en la parte superior, mostraba gráficos diseñados por los creadores del videojuego Gran Turismo y mostraba datos relativos al motor, un cronómetro para circuito e incluso un medidor de fuerzas G. Estaba hecho para salir a por la vuelta rápida. 

  • Honda NSX: todo partió de una bicicleta con un motor auxiliar, pero todo cambió con la presentación de sus primeros coches. Entre los que destacó el NSX. La primera generación de este modelo que llegó al mercado en 1990, hace que se le considere como el coche japonés más célebre de los años 90 y, por supuesto, uno de los mejores deportivos de la historia. Fue capaz de poner contra las cuerdas a superdeportivos como el Porsche 911 o el Ferrari 348, gracias a una relación peso/potencia inferior a los 5,2 kilos/CV.  

Este deportivo japonés biplaza montó un V6 con sistema VTEC de 280 CV (trampeados por un pacto de caballeros por el cual los fabricantes no podían crear motores que sobrepasaran esa potencia) y fue el primer automóvil con carrocería autoportante de aluminio, que le dotó de un diseño atemporal que rompió por completo con la estética tradicional. Además, la puesta a punto y el diseño interior estaban en manos del tricampeón del mundo de F1, Ayrton Senna. Se le dominó el “Ferrari Japonés” por hacer frente a la marca italiana a nivel tecnológico y de fiabilidad… por un precio muy inferior.

  • Subaru Impreza: esta marca asiática se caracteriza, además de por su histórica participación en rallyes, por el uso de la tracción a las cuatro ruedas en todos sus modelos y por el motor bóxer de cilindros opuestos, que permite a sus vehículos un centro de gravedad más bajo y estable. Pero si entre uno de los deportivos japoneses hay alguno que destaca por su palmarés en el mundo de la competición, sin duda es el Impreza, con cerca de 200 campeonatos de Rally ganados en su historia.

Este deportivo japonés debutó en el mercado en 1992 con su primera generación. Se trata de un modelo de 4 puertas y tracción a las cuatro ruedas, como no podía ser de otra manera, con una variante todavía más deportiva conocida como STI. En concreto Subaru mejora esa versión a través de la motorización y una estética más agresiva similar a la de competición, que lo hacen irresistible. Tanto, que este inmortal modelo tiene su versión virtual en juegos como el Gran Turismo, Need for Speed e incluso el Forza Horizon.

deportivo japones

Nissan GT-R R35, el coche japonés más rápido

La supervivencia del GT-R al paso del tiempo no ha sido únicamente por nostalgia. El fabricante japonés continuó evolucionando una de sus obras maestras en la que lo esencial permanece más de 50 años después. El GT-R actual, con el apellido R35, es la sexta generación de un modelo que llegó a Europa por fin desde 2009 y conquistó sin mucha dificultad todos esos corazones que sienten devoción por la velocidad. ¿El motivo? Muy simple: es el deportivo japonés más rápido de la actualidad. 

Esta joya de la ingeniería cuenta con unas características que no se encuentran en ningún otro coche. Un auténtico matagigantes que es capaz de ofrecer una potencia máxima de 570 CV que se transmiten a las cuatro ruedas a través de un cambio manual pilotado de doble embrague. Su motor es un 3.8 de seis cilindros en V que para su alimentación, recurre a dos turbos trabajando en paralelo. De ahí nace toda la agresividad de un modelo que siempre ofrece tracción a las cuatro ruedas y que, gracias a las características que guarda bajo el capó, ha sido capaz de alcanzar los 315 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo 2,7 segundos. No es apto para todos los públicos.

Las virtudes de los deportivos japoneses

Si piensas que la principal virtud de estos coches es su velocidad, estás muy equivocado. Otras marcas han conseguido hacer bestias más rápidas que sin embargo, no cuentan con las cualidades que han destacado a los deportivos japoneses y tampoco, con un reconocimiento histórico que cambió el mundo de la automoción. Desde que irrumpieron por todo el globo terráqueo los fabricantes japoneses han estado a la vanguardia de los vehículos más avanzados y capaces del mercado, convirtiéndose en una alternativa muy a tener en cuenta para todos esos clientes nostálgicos o que, por otro lado, quieren un coche con la última tecnología… sin dejarse todos sus ahorros.

Por eso las marcas japonesas siempre han tenido en cuenta el progreso técnico y son pioneros en variantes de propulsión como la tracción total o la híbrida en estos momentos. Su desarrollo electrónico hace que los deportivos japoneses sean rápidos, ágiles y fiables, por un precio moderado que puede competir con las marcas europeas y americanas. Además, la alta calidad y precisión en el desarrollo interior y exterior, se ha convertido en una de sus principales características distintivas que exaltan todavía más las bondades de unos coches que llegaron para ser inmortales. Y tú, ¿con cuál te quedas?