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Algo está cambiando en nuestras carreteras. La electrificación del parque automovilístico ya no es un titular futurista: es una realidad en marcha. Cada vez más conductores apuestan por vehículos eléctricos o híbridos, empujados no solo por la conciencia ecológica, sino también por regulaciones cada vez más estrictas. La movilidad sostenible ya no es una opción, es el camino. Y eso lo saben las estaciones de servicio.

Con el fin de la venta de coches de combustión en 2035 marcado por la Unión Europea, el futuro de las estaciones de servicio está en el aire. ¿Veremos la desaparición de las gasolineras tal y como las conocemos? ¿O serán capaces de adaptarse a la nueva demanda con puntos de recarga para coche eléctrico, energía renovable y nuevos servicios? Lo cierto es que la transformación de las estaciones de servicio ya ha comenzado, y su papel en la transición energética de la movilidad será clave para movernos en los próximos años.

¿Hasta cuándo seguiremos viendo gasolineras? 

Las gasolineras han sido durante décadas paradas obligatorias en nuestras rutas, con su inconfundible olor a combustible y cafés de máquina. Pero, ¿qué futuro les espera en un mundo que se electrifica a toda velocidad?

El modelo tradicional de estación de servicio, basado casi exclusivamente en la venta de gasolina y diésel, está en claro declive. La legislación europea que prohíbe la venta de coches de combustión a partir de 2035 es solo la punta del iceberg. Además, la creciente conciencia medioambiental y la expansión de la movilidad sostenible están cambiando los hábitos de los conductores.

Aunque la desaparición total de las gasolineras no es inminente —seguiremos viendo surtidores durante al menos una o dos décadas—, su protagonismo irá disminuyendo progresivamente. Muchos expertos coinciden en que las estaciones de servicio tendrán que reinventarse para sobrevivir, ampliando su oferta con puntos de recarga para coches eléctricos, zonas de ocio, tiendas y servicios relacionados con la nueva movilidad.

Así que, en lugar de desaparecer de golpe, las gasolineras irán transformándose poco a poco, adaptándose a los tiempos que corren y asegurándose un lugar en el paisaje de la transición energética de la movilidad. El surtidor de gasolina tal y como lo conocemos podría ser cosa del pasado, pero el lugar donde paramos a recargar energía —sea en forma de combustible líquido o electricidad— seguirá siendo parte de nuestras vidas, aunque con otra cara.

¿Qué pasará con las gasolineras en 2035?

El año 2035 está marcado en rojo en el calendario automovilístico europeo: será el fin oficial de la venta de coches nuevos con motores de combustión (salvo que se diga lo contrario). ¿Qué significa esto para las gasolineras? ¿Desaparecerán por arte de magia o encontrarán nuevas formas de seguir en pie?

La realidad es que la mayoría de las estaciones de servicio actuales tendrán que afrontar una profunda transformación. Muchas podrían enfrentarse al cierre si no logran adaptarse, especialmente aquellas ubicadas en zonas poco transitadas o que dependan exclusivamente de la venta de carburantes fósiles.

Pero no todo es pesimismo. La reconversión hacia centros de recarga para vehículos eléctricos es ya una apuesta segura para muchas compañías. La integración de puntos de recarga para los coches eléctricos con potencia suficiente para reducir los tiempos de carga será clave para atraer a los conductores eléctricos, que demandarán rapidez y comodidad.

Además, se abre la puerta a modelos híbridos donde las estaciones combinan surtidores tradicionales con puntos de recarga, tiendas, servicios de restauración, mantenimiento y otras facilidades, creando espacios multifuncionales para el nuevo ecosistema de la movilidad sostenible.

En definitiva, las gasolineras en 2035 no desaparecerán de golpe, pero sí evolucionarán. La clave estará en la capacidad de adaptarse al nuevo panorama energético y a las necesidades de los usuarios, apostando por la innovación y la diversificación para no quedarse atrás en esta transición energética de la movilidad.

 

cambios en gasolineras¿Cómo se están reinventando las estaciones de servicio?

La transformación de las estaciones de servicio no es solo teoría: ya hay ejemplos concretos que muestran cómo serán las gasolineras del mañana.

Cargadores eléctricos en auge: grandes cadenas como Repsol, Cepsa (Moeve) o Shell están apostando fuerte por instalar puntos de recarga para coches eléctricos en sus estaciones. No solo cargadores lentos, sino cargadores rápidos y ultrarrápidos que permiten recuperar buena parte de la batería en minutos. Esto responde a la demanda creciente y a la necesidad de ofrecer un servicio competitivo frente a los cargadores públicos.

Servicios de conveniencia y áreas de descanso: las gasolineras ya no son solo para repostar. Se están convirtiendo en auténticos espacios donde parar a descansar, comprar snacks, tomar un café de calidad o incluso hacer la compra rápida. Esta tendencia responde a la idea de crear “paradas inteligentes” para mejorar la experiencia del conductor.

Energía renovable: muchas estaciones están incorporando fuentes de energía limpia, como paneles solares o sistemas de almacenamiento energético, para alimentar tanto sus puntos de recarga como sus propias instalaciones. Así, se reduce la huella ambiental y se avanza hacia una movilidad más sostenible.

Nuevos modelos de negocio: algunas estaciones ya están explorando el alquiler de vehículos eléctricos, servicios de carsharing o puntos de recogida para compras online, ampliando su oferta más allá del surtidor tradicional.

En resumen, la tendencia clara es hacia una hibridación del modelo: lugares que combinan combustibles fósiles (de forma residual y decreciente) con electricidad, ocio, conveniencia y energía limpia. Un cambio que responde a las nuevas necesidades de una sociedad que avanza hacia un futuro más verde y conectado.

El panorama de las estaciones de servicio está experimentando una metamorfosis profunda impulsada por la evolución del sector automovilístico y las exigencias ambientales. Mientras la era de los combustibles fósiles se acerca a su fin, estas infraestructuras se ven obligadas a reinventarse, adoptando nuevas tecnologías y otros modelos de negocio para mantenerse relevantes. 

La integración de sistemas de recarga eléctrica, la ampliación de servicios orientados al usuario y el compromiso con fuentes energéticas limpias son los pilares sobre los que se construirá su futuro. En definitiva, estas estaciones dejarán de ser simples puntos de repostaje para convertirse en espacios multifuncionales que acompañen la transformación de la movilidad hacia un horizonte más sostenible y conectado.

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