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¿Sabrías decir cuántos sensores tiene un coche moderno? Puede que te sorprenda, pero cuentan con decenas de ellos trabajando en todo momento para ofrecer protección, hacer que la conducción sea más fácil y cuidar del coche casi como si tuviera cerebro propio. Lo que antes eran simples dispositivos mecánicos, hoy son sistemas inteligentes capaces de detectar, prevenir y corregir. En este artículo vamos a descubrir por qué los sensores en el coche se han convertido en los grandes protagonistas de la automoción, cuáles fueron sus orígenes, y qué funciones cumplen en el presente. Además, hablaremos del futuro que les espera y te diremos si de verdad marcan la diferencia cuando vas a comprar un coche nuevo. ¡Vamos a ello!

Los primeros sensores en los coches

Aunque ahora parezca que los coches son pequeños robots sobre ruedas, no siempre fue así. ¿Sabías que los primeros sensores del automóvil aparecieron en los años 70? Todo empezó de forma discreta. Algunos fabricantes comenzaron a instalar sensores mecánicos y electrónicos para medir aspectos básicos del coche, como la presión del aceite o la temperatura del motor. 

Aunque su tecnología era limitada, ya entonces se veía el potencial de controlar electrónicamente ciertos aspectos del funcionamiento del vehículo. Sin duda, estos primeros sensores ya representaban un primer paso hacia la digitalización de la automoción. 

Un poco más adelante, en los años 80, llegaron los sensores de emisiones, como el de oxígeno, imprescindibles para ayudar a reducir la contaminación. Estos dispositivos permitirán medir la cantidad de oxígeno en los gases de escape y ajustar la mezcla de aire-combustible para tener una combustión más eficiente

A mediados de los 90, comenzaron a popularizarse sensores como el de velocidad de rueda, necesarios para el funcionamiento del ABS. Así, este sistema antibloqueo revolucionó la seguridad vial al evitar que las ruedas se bloquearan en frenadas de emergencia. 

Así, poco a poco, con el avance de la informática, la electrónica y la conectividad, estos elementos dejaron de ser auxiliares para convertirse en sistemas de monitorización inteligente, base de todo lo que vendría después. 

Si hoy miramos hacia atrás, podremos entender cómo hemos pasado de coches puramente mecánicos a auténticas plataformas tecnológicas rodantes. La evolución ha sido silenciosa, pero constante, y, como verás en los siguientes apartados, esto fue solo el comienzo.

¿Por qué triunfan los sensores en los coches actuales?

En el presente, es raro encontrar un coche nuevo sin al menos una decena de sensores activos, pero, ¿a qué se debe esta tendencia imparable? La clave está en que estos componentes han pasado de ser vistos como un añadido tecnológico a convertirse en elementos cruciales para tener una conducción más segura, cómoda y eficiente

Conducir es una actividad que implica atención constante, reflejos y toma de decisiones. Los sensores de coches actúan como asistentes invisibles que permiten a los conductores sentirse más seguros, relajados y respaldados. Si, además, sumamos un contexto de tráfico cada vez más abundante, no tiene precio.

Según datos de la industria, más del 80 % de los compradores de vehículos nuevos en Europa priorizan los sistemas de asistencia al conductor en su decisión de compra. Esto no es casualidad, y es que la tecnología que antes solo estaba en coches de alta gama, hoy viene de serie en modelos más asequibles.

También hay un factor psicológico, y es que los sensores ofrecen una sensación de control y anticipación que genera confianza. Saber que el coche puede ayudarte a frenar, corregir la trayectoria o evitar una colisión refuerza la tranquilidad al volante. Por eso, muchos conductores no solo los buscan, sino que, después de usarlos, ya no quieren prescindir de ellos.

que hacen los sensores en el coche

¿Para qué sirven los sensores en los coches actualmente?

Para entender mejor su utilidad, los vamos a clasificar en tres grandes grupos. Así verás, con ejemplos claros, qué papel juega cada tipo de sensor en un coche y por qué marcan la diferencia en la conducción moderna.

Seguridad al volante: más que un extra

Ya no se trata solo de tener airbags o frenos potentes, sino que ahora los coches incorporan sistemas de asistencia avanzada a la conducción (ADAS) que se anticipan a los riesgos antes de que sucedan.

¿Has oído hablar del sistema de detección de peatones? Este sensor es capaz de identificar si una persona está cruzando por delante del vehículo y activar el freno de emergencia si el conductor no reacciona a tiempo, como puede ocurrir si va despistado y cruza alguien por un paso de cebra. Es un claro ejemplo de cómo un pequeño componente puede evitar accidentes graves.

Otro clásico ya casi imprescindible es la visión trasera mediante cámara, que ayuda a evitar atropellos o golpes al aparcar. Si, además, a eso le sumas sensores de aparcamiento, radar perimetral y vista 360°, aparcar en sitios estrechos dejará de ser un drama.

También destacan los sensores de ángulo muerto, que avisan con una señal visual o sonora si hay otro vehículo que no se ve en los retrovisores, y los de asistencia al cambio involuntario de carril, que detectan si el coche se desvía sin poner el intermitente.

En conjunto, todos estos dispositivos forman una red de protección activa que no solo te avisa, sino que puede intervenir para evitar el accidente. Por eso, más que un complemento, hoy se consideran una necesidad básica. 

Conducción más cómoda y eficiente

No todo en los sensores está relacionado con la seguridad, pues muchos de ellos están pensados para que la conducción diaria sea más práctica y menos estresante. ¿Quién no ha agradecido que los limpiaparabrisas se activen solos cuando empieza a llover o que las luces se enciendan al caer la noche sin tener que mover un dedo?

Así encontramos los sensores de lluvia, que activan los limpiaparabrisas; los sensores de luz, que encienden las luces al anochecer; y los sensores de presión de neumáticos, que contribuyen a evitar sustos… Sin embargo, hay más sistemas, como los que detectan si llevas demasiado tiempo al volante y te recomiendan un descanso, o los que ajustan automáticamente la climatización del habitáculo según la temperatura exterior.

Diagnóstico en tiempo real

El gran salto en los últimos años no ha sido que los sensores en el coche detecten fallos, ya que eso ya lo hacían hace décadas, sino que ahora lo hacen de forma más rápida, precisa y conectada. Esto significa que ya no tienes que esperar a que algo falle, sino que el coche te avisa antes de que ocurra. 

Por ejemplo, si un inyector no funciona bien, un sensor lo puede detectar y lanzar un aviso en el cuadro de mandos, al igual que si un neumático pierde presión o el aceite está degradado. Gracias a estos avisos en tiempo real, podrás actuar a tiempo y evitar averías costosas. Además, alargan la vida del vehículo y reducen el riesgo de que te ‘quedes tirado’. 

Además, algunos modelos de coches ya cuentan con funciones de diagnóstico remoto, que permiten enviar los datos del coche a través de internet al taller o al fabricante, mejorando la atención al cliente y reduciendo los tiempos de reparación.

El futuro de los sensores en la automoción

Aquí es donde la cosa se pone aún más interesante. Los sensores no solo seguirán estando en los coches del futuro: serán la base sobre la que se construya la conducción autónoma y los vehículos conectados.

El auge de los sensores LiDAR

Los sensores LiDAR utilizan láseres para escanear el entorno en 3D y son claves para la conducción sin conductor. Este tipo de tecnología puede detectar peatones, ciclistas, vehículos y obstáculos con gran precisión, incluso en condiciones de baja visibilidad. 

Hasta hace poco, estos sensores eran grandes y caros. Hoy, algunos ya se integran en faros, parachoques o retrovisores sin que apenas se noten. 

Comunicación coche-a-todo (V2X)

El futuro no solo pasa por lo que el coche ve, sino por con quién se comunica. La tecnología V2X (Vehicle-to-Everything) permite que los coches ‘hablen’ entre sí y con la infraestructura urbana: semáforos, pasos de peatones, señales de tráfico… Esto permitirá anticipar situaciones de peligro y mejorar la fluidez del tráfico, ya que permitirá redirigirlo automáticamente y ajustar la duración de los semáforos según el flujo real.

¿Te imaginas un coche que reciba una alerta porque más adelante hay una curva peligrosa, un accidente reciente o un ciclista en mal estado de visibilidad? Eso está mucho más cerca de lo que parece.

Inteligencia artificial al servicio del coche

Tener datos no basta, si no se interpretan bien. Por eso, los sensores del futuro (muchos ya lo hacen) irán acompañados de sistemas de IA (inteligencia artificial) para analizar el entorno y decidir al instante. Por ejemplo, un sistema de frenado automático no solo detectará al peatón, sino que evaluará la velocidad, la distancia y la reacción del conductor antes de decidir actuar.

Estos avances convertirán al coche en un copiloto digital que aprenderá contigo, predecirá situaciones y actuará para protegerte. 

Como ves, los sensores en el coche han pasado de ser un extra técnico a convertirse en parte esencial de nuestra experiencia diaria al volante. En Clicars lo sabemos bien, y por eso todos nuestros vehículos seminuevos están equipados con tecnología moderna, revisados punto por punto y listos para ponerte al volante del futuro. ¡Descubre ya nuestra selección online o ven a ver los disponibles a alguno de nuestros centros físicos!

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